ENSEÑAR A PENSAR

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MAGIC FLOWER ©  


Cada vez más me pregunto si enseñar a pensar a mis alumnos es la clave de mi función como maestro, más allá de ofrecer contenidos e información que pueden encontrar por otros medios.

LA MEMORIA

Que la enseñanza del siglo XXI tiene todavía un fuerte componente memorístico es innegable.
Así nos lo demuestra el uso de los  exámenes como medio fundamental para medir el valor de los aprendizajes. Por ello, y sólo por ello, nuestro sistema educativo otorga al examen  un estatus por encima de muchas otros componentes educativos. Pareciera como si examinar constituyera una metodología aventajada para motivar hacia el aprendizaje: Enseñanza Basada en Exámenes.

Es posible que una primera buena decisión escolar de nuestro  tiempo pudiera estar relacionada con el uso equilibrado entre la memoria neuronal y la memoria virtual (en palabras de Pere Marqués, la memoria interna y la memoria externa).

No vamos a discutir que la memoria es necesaria, y que cultivarla es una misión de la escuela. Quizás la pregunta que nos podemos  hacer a continuación es  cómo hacerlo: es evidente que hay que recordar  hechos, conceptos y principios,  y que lo importante no es tanto el hecho (cuya descripción se puede recordar fácilmente) si no comprender su importancia y significado. Es, desde mi opinión,  ese aspecto  donde debemos poner todo el interés: en que el alumnado sea capaz, no sólo de conocer los hechos , si no de extraer conclusiones y repercusiones importantes que le pueden afectar o ser útiles para su vida. Ello constituirá un verdadero aprendizaje, un aprendizaje auténtico.

¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE  QUE DEBEMOS ENSEÑAR LOS MAESTROS?

La especialización y segmentación artificial que hacemos de los aprendizajes, y la consiguiente departamentalización y fragmentación del conocimiento, nos ha llevado durante mucho tiempo  a los docentes a creer que lo más importante que había que enseñar era nuestra propia materia. Esta separación artificial lleva, en muchas ocasiones, a nuestros alumnos a enamorarse de nuestra asignatura e incluso a rechazar otras. "Yo soy de letras y odio las matemáticas" . También hemos conformado un catálogo imaginario de asignaturas duras (las importantes) y las marías. Incluso hemos llegado a jerarquizar las asignaturas y hemos creado un sistema de clasificación de áreas troncales y áreas optativas, con carga horaria acorde a su supuesta importancia para el alumnado. Como siempre...decidiendo por ellos.

Los que tenemos edad en la profesión nos hemos dado cuenta que todo este aprendizaje memorístico, unido a aprendizajes artificiales y alejados de la realidad cotidiana, sirve de bien poco. Enrique Sánchez Ludeña en "Otras Políticas" expone magistralmente el sentir de muchos: 
Es poco inteligente obstinarse en mantener un modelo educativo que claramente empobrece el ambiente, en lugar de enriquecerlo; como es poco inteligente resolver problemas que no existen y dejar sin solución los que realmente tenemos delante. Es poco inteligente emplear siempre la misma herramienta, la razón, cuando también se tienen otras, como la intuición, la emoción, el movimiento o el propio cuerpo en su conjunto que no se están utilizando. Es poco inteligente limitar nuestra forma de aprender, empecinándonos en conseguir que todos los problemas se parezcan y en intentar resolverlos haciendo siempre lo mismo.
APRENDER A MODO DE LOS "40 PRINCIPALES"

Gran parte de la enseñanza que desarrollamos en las escuelas, institutos y universidades se basa en lo que he llamado jocosamente el modelo 40 principales. Es decir, se trata de que el conocimiento que tenemos que dar ( prescrito curricularmente, en formato libro, apuntes, explicación o , incluso, internet o dispositivo móvil) lo transmitamos y/o introduzcamos (inculcar es una palabra que se utiliza mucho en educación y que aborrezco) en las mentes de los niños, adolescentes o universitarios.

Ellos, a su vez, deben conseguir que se quede ahí, grabado a base del run, run del "empolle" y la repetición, como el estribillo pegadizo de la canción del verano. El objetivo de este esfuerzo es, escolarmente vomitarlo en un examen , en primera instancia y , funcionalmente, recuperarlo cuando el individuo en cuestión necesite esa información, o esos datos, para utilizarlos en su vida, lo cual ocurre en escasísimas ocasiones, dados los contenidos poco cercanos a la realidad del alumno que constituye el currículo escolar.

ENSEÑAR A PENSAR
Aprendizaje Basado en el Pensamiento -TBL- es una nueva metodología de enseñanza en la que la instrucción en destrezas de pensamiento se infusiona en el contenido del currículum, para que los profesores animen a los alumnos a utilizar estas formas de pensamiento superior para explorar en profundidad lo que ellos están aprendiendo en el currículum general.  Robert Swartz en El Mundo ,

Resuelvo la duda del principio del post: Una de las esencias del magisterio es ENSEÑAR A PENSAR a nuestros alumnos.

La idea de enseñar a pensar no es nada nueva. Ya Sócrates y los patrones de pensamiento; Aristóteles y la noción de silogismo o Bacon y el método científico (por poner unos ejemplos) la utilizaban como estrategia de enseñanza. Paulo Freire (Pedagogía del oprimido) en 1970 ya hacía una crítica a la educación que toma a los educandos como recipientes pasivos en los cuáles será depositado el saber ( Educación bancaria). En ella -denunciaba Freire- el educador es el único poseedor de conocimientos y es él quien va a transmitir los conocimientos a los educandos, de tal forma que estos se convierten en sujetos pasivos y por tanto en sujetos oprimidos. Con ello sigo encontrando otra esencia de la docencia: educar ciudadanos libres.

Seguramente la libertad está relacionada con la capacidad de pensar y , aunque la idea de enseñar a pensar es antigua, lo que si puede resultar más novedoso es la intención de desarrollarla, de enseñarla en las aulas. La frase "profesor no me des tus ideas...ayúdame a conseguir las mías" se ha convertido en un eslogan de la exigencia del alumnado para adquirir el protagonismo de su propio aprendizaje,
...lo importante es entender que lo decisivo de la escuela es el aprendizaje y no la enseñanza, y es éste el que debe marcar el ritmo para cada alumno. Javier Touron en INED21
 Interesado por este tema estoy leyendo  "El aprendizaje basado en el pensamiento" de R. Swartz  y otros, y ya en los primeros capítulos me he dado cuenta que, sin ser consciente de ello. siempre he enseñado a pensar a mis alumnos, pues me ha gustado   potenciar ejercicios de base  pedagógica de la escuela activa y utilizar técnicas que les hicieran "conscientes de su  pensamiento" mediante estrategias de reflexión metacognitiva  con las que quería conseguir que los nuevos aprendizajes se anclaran con más fuerza en sus esquemas de conocimientos previos.

Os animo, como yo, a leer sobre el tema este verano, y os emplazo a la vuelta de vacaciones a compartir conocimientos, ideas y reflexiones en la red.













2 comentarios

  1. Llevo apenas unos días como profesor titulado (al haber acabado justo ahora el Máster, antiguo CAP), y ya he podido ejercer como profesor sustituto en un centro de secundaria. Además, también hice unas prácticas durante el Máster que me dieron a entender que lo que aquí comentas es totalmente cierto y necesario.
    Yo, como profesor de ciencias, quiero que mis futuros alumnos entiendan cómo se construye la ciencia, cómo se van desgranando cada uno de los aspectos que la integran para poder apropiarse de ese conocimiento y usarlo en su beneficio personal y para el bien colectivo. Y para poder hacer esto último se hace evidente que es necesario que aprendan a pensar por si mismos, que sepan discernir entre las toneladas de información que reciben y recibirán en su día a día, que sepan analizar cada dato y cada detalle que les sorprenda. La tarea del docente es, entonces, actuar de catalizador de esta maquinaria que el alumno o alumna tiene en su interior y que se construye a diario, durante toda su educación y su vida en general. Pieza a pieza para hacer que contribuyan a una mejor sociedad. No quiero tener genios científicos en mi clase que no sean buenas personas, que no sientan empatía por los demás o que carezcan de sentido del humor. Se trata de formar personas íntegras, con valores y capacidades y sean conscientes en todo momento de lo que saben, de lo que pueden y de pensar y reflexionar sobre ello, para superarse día a día en todos los aspectos. Conseguir eso, algún día, es lo que me haría feliz.

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  2. Gracias Daniel. Somo muchos los que estamos en ello, y enhorabuena por tener claras tus ideas sobre el aprendizaje desde los primeros momentos de tu docencia.

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